NOTICIA: El seguro, un aliado clave para el autónomo.
No disponer de una protección adecuada puede suponer la quiebra de un negocio.
Ser un autónomo implica muchas cosas. Una de ellas, la de establecer una actividad con todas las garantías posibles tanto para el negocio como para los trabajadores y los clientes. El seguro es la herramienta indispensable para conseguirlo.
Las aseguradoras resuelven cada hora a lo largo del año 55 incidentes en comercios, 1.266 en empresas, 1.263 de automóviles y 38 relacionados con la responsabilidad civil, entre otros percances, según la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP). Los daños más frecuentes en comercios e industrias, por ejemplo, tienen que ver con las goteras, la rotura de cristales, los daños eléctricos, los fenómenos atmosféricos, el robo, los incendios y con la responsabilidad civil.
“Con frecuencia, se da importancia al seguro cuando ocurren los problemas. No nos gusta hablar de cosas que no queremos que ocurran, pero el riesgo es real y está ahí y si lo trasladamos a una aseguradora a cambio de pagar una prima, dormiremos más tranquilos”, explica Susana García, directora de pequeña empresa y autónomo de AXA España.
Con un seguro, el autónomo tiene la ventaja de proteger su negocio en un amplio sentido; algunos son obligatorios y otros opcionales, aunque muy recomendables.
“Las Administraciones obligan a los autónomos a contar con ciertos seguros hasta el punto de no poder ejercer su actividad si no los tienen contratados. Además, carecer de ellos podría suponer, en caso de siniestro, graves riesgos económicos”, comenta García.
Pólizas obligatorias
El seguro de responsabilidad civil no siempre es necesario, aunque muy conveniente. “Está destinado a cubrir los posibles errores que un autónomo o su personal contratado puedan cometer en su proceso de trabajo”, detalla García. “Es muy recomendable su contratación, ya que cualquier contingencia en este sentido puede suponer un coste económico capaz de hundir a un pequeño negocio”, añade.
Los autónomos que están obligados a contratarlo son los instaladores de gas y electricidad, los abogados, los economistas, los asesores o cualquiera que tenga un establecimiento de cara al público.
El seguro de multirriesgo cubre los locales donde se desarrolla la actividad. “Es imprescindible y básico tener un seguro contra incendios”, indica García. En caso de que se tengan empleados a cargo, AXA dispone del Seguro Convenio, que suele responder ante una indemnización por accidente, incapacidad permanente y muerte, aunque cada uno de los convenios señala las coberturas obligatorias. “No disponer de él supone un incumplimiento de las obligaciones de la empresa con los trabajadores y puede ser considerado una falta muy grave, con multas elevadas”, advierte la experta.
Si se precisa de un automóvil para el desarrollo de la actividad, los autónomos también están obligados a contratar un seguro; en el caso de AXA, se trata de seguros para autónomos con vehículo profesional. El más básico es el de terceros, que cubre únicamente los perjuicios que pudiera causar a otros en caso de accidente. Si se tiene una flota, también hay opciones específicas.
Los más recomendables
En cuanto a los más recomendables, Susana García sugiere que serían los destinados a la Incapacidad Laboral Temporal (ILT), los accidentes, la salud y la vida “dada su baja protección social”. García comenta las ventajas: “En el caso de la ILT, les resuelve la falta temporal de ingresos en caso de baja por enfermedad, al igual que un seguro de accidentes, que indemniza al tomador en un accidente. Los seguros de salud permiten tener acceso de forma rápida y, en muchos casos, telemática a servicios sanitarios, y ahorran tiempo, que para el autónomo es oro. Y especial importancia cobran los de vida, donde quedan protegidos tanto ellos como sus familias de las eventualidades que pueden causar el fallecimiento o la incapacidad permanente y que, debido a la desprotección del autónomo y a que son su única fuente de ingresos, en estos casos quedan totalmente desamparados”.
Dentro de este conjunto, los más demandados por los profesionales son los de ITL y los de vida. En contra, los autónomos pasan muchas veces por alto la salud. “No tienden a preocuparse, y de ahí la famosa frase de que un autónomo nunca enferma”, señala Susana García.
Cada actividad requiere un tipo de póliza. Por eso es importante contar con un buen asesor. En general, las profesiones que requieren mayor protección son aquellas que pueden causar daños a terceros, como son los sanitarios, los instaladores, los abogados o los arquitectos.
“Pero no nos olvidemos que, al ser ellos mismos su única fuente de ingresos, todos deben estar protegidos, y el seguro, en este caso, debe ser un aliado fundamental del autónomo que le permita desarrollar su actividad de manera segura y más ágil. De ahí también la incesante búsqueda por nuestra parte de dotar a los seguros con servicios que faciliten el día a día del autónomo”, dice García.
FUENTE: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/01/08/extras/1610112616_503271.html